sábado, 2 de abril de 2011

los dioses de corcovado

Era un dios grande, forzudo, que amansaba animales de un solo grito. Su animal preferido era el caballo de pelaje negro. Y su voz enamoraba a las chicas. Sus chicas preferidas eran las morochas de ojos celestes. Y su nombre era Gritae.

Vivian.
Le encantan los caballos. Dice lo que piensa, pregunta lo que se le ocurre. Sus ojos brillan.



Carsima, la diosa del viento.
Es alta, con piernas delgadas y largas, pelirroja, con ojos verdes y labios gruesos. Lleva un vestido celeste con una cinta en la cintura en la que lleva frascos con vientos muy fuertes que usa de vez en cuando. No es celosa, pero si le preguntan por qué no le gusta el amor se enfurece y larga una gran ventarrón en la tierra hasta provocar un gran tornado. Vive en el Olimpo pero a veces viaja a la tierra. Y puede hacer cualquier clase de cosas con el viento.

Rocío.
Calladísima, tímida, casi que se esconde. Muy inteligente.



El dios de la tristeza.
Es delgado, alto, el rostro medio claro con los ojos azules. Vive en el bosque a la orilla del rio. No tiene mujeres porque vive triste. Su poder es cuando va al pueblo a la gente que esta alegre la pone triste. Es malo.

Estrella.
Divertida, graciosa. Ni un pelo de tonta.



El dios de los diablos.
Vive en una cueva espeluznante. Su amante se llama Quetsalquatul. Usa un traje negro y una capa violeta. Sus ojos son rojos, sus orejas puntiagudas. Puede chupar sangre y endemoniar.

Ramiro.
Inquieto, ansioso, siempre quiere participar.



Tempest, el dios de la tortura.
Tempest vive en las tinieblas alejado de todo con la cara deformada y el cuerpo quemado. Tempest tiene un hermano llamado Matron que es el dios de la matanza. Tempest es muy vengativo y solitario, ya que su familia lo abandonó y el único que se quedó con él fue el hermano mayor Matron. Cuando alguien lo mira a los ojos el busca un momento triste de sus vidas mientras que lo lleva a las tinieblas y lo tortura con Matron. Tiene una capa muy grande con capucha.

Ariel.
Hijo de una maestra, no quiere que lo saquen del aula para seguir aprendiendo. Muy buen compañero.

1 comentario:

  1. Juli, no veo la hora de ir a conocer tu Corcovado de cerca. Nosotros por aquí buscando también un camino. Contentos, con impulso de abrir los brazos a lo que deba venir.
    Te quiero mucho, amiga.

    tenes unos huevos de jabalí.

    ResponderEliminar